Hace unos días, creo que por estar travesiando con esta plataforma de publicación, y por asociar las cuentas de Blogger con Google Reader, se me borraron todas las entradas del año 2012, las que aparecieron dos días después en el archivo de Google Reader de donde las recuperé una por una, haciendo copia/pega. Pedí ayuda al centro de asistencia del Blogger, pero parece que esta plataforma es automatizada, como un baby-matrix. En el foro donde se comentan asuntos de toda índole, recibí la respuesta de una chica que me dijo que ella había asociado mis cuentas de Blogger y Google Reader, pero que no sabía cómo mis entradas del año 2012 se habían borrado. Ella fue quien me sugirió que las copiara una por una. Esta chica que en el foro de Blogger se hace llamar ___________ (prefiero omitir su alias, y la voy a llamar Agente Matrix 2012) es la sospechosa número uno de mi pequeña aflicción, mi pequeño mal, cual no pude alentar si no por la asistencia de Johnny. Johnny Walker Black. Después de media botella de scotch y de contarles mis penas cibernéticas a algunos camaradas del universo RED, llegué a la conclusión de que ya nadie me iba a ayudar ni a dar respuesta al misterio de las entradas perdidas. Ahora me toca publicarlas de nuevo, una por una, así que van a verlas (no todas), pero no en el orden en que aparecieron originalmente.
Quizá crean que hago demasiado ruido para pocas nueces, por algo tan nimio, pero la verdad es que el tiempo que le dedico a mi bitácora, donde a menudo publico traducciones y reseñas, no es remunerado, así que es de valor personal y literario.
Error cometido: No estaba archivando mis entradas en mi propio ordenador/computadora.
Precaución: Esto es quizá sea obvio, pero ahí va. Cada vez que publiquen una entrada, archívenla en documento y en archivo propios de su ordenador/computadora, y sin son aún más precavidos en discos o documentos impresos. El día que el dios Apolo nos mande una tormenta solar que ocasione un apagón general en el globo terráqueo, vamos a quedarnos con los discos o los documentos en las manos, pero al menos tendremos algo que conservar del pasado.
Somos lo que pensamos y hacemos, y, particular a los escritores, lo que imaginamos y escribimos.
Salud compañeros,
Amílcar Barca
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