Un breviario cabalmente cínico, burlista, bursarista (carterista), donde ninguna mirada ‑oteo del entorno‑ es inicua o desgastada.
Hay dos constantes: búsqueda y fuga del ámbito laboral, del mismo existir, en una ciudadela sin dioses, y durante la travesía, río arriba como en un corazón en tinieblas o un apocalipsis ahora suburbanamente corporativo, roe el acecho de las blancas piranhas, metáfora que se transforma y sigue siendo lo que es:
El asunto es que la mueca debe ser perfeccionada a diario,
frente a todos, face off.
De lo contrario se corre el riesgo de que los espejos revienten y que los teclados se conviertan en blancas piranhas tatuadas, alfabéticamente.
El asunto es que las blancas pirañas morfan y en el acecho nos hacen morfar también a nosotros. Las blancas pirañas son como desovadas furias urbanas ‑no las furias míticas‑ que luego también comienzan a desovar en los cuerpos de los transeúntes y en todas partes, para seguir devorando a los que no están precavidos, que es la mayoría de la población. Sin duda una visión pos apocalíptica, “después del Mitch”. En Honduras ha quedado marcado ese aluvión y se ha convertido en memoria histérica, donde los remanentes comienzan a madrugarnos en su propia validez histórica. En el poema 26, Fabricio Estrada, a manera de partir de lo general (lo remoto), hace alusión a otra calamidad natural en Centroamérica (en Nicaragua), para lograr hacer hincapié a lo particular, lo inmediato. No es insólito hallar tantas alusiones a lo clásico en Centroamérica, legados del modernismo de Darío y Molina, pero a capella de Estrada, las comparaciones se tornan lo que son, irrisorias:
El Cosigüina lanzó polvo transparente por muchas noches. Desde entonces, Tegucigalpa fue una especie de Pompeya, ruina hipócrita.
Los significados de esta aseveración pueden oscilar de lo psicosocial a lo trágico.
A Tegucigalpa se le conoce en otras partes de Honduras por su gente “hipócrita”. Otra lectura, que quisiera agregar yo a la frase “ruina hipócrita”, para que no se quede en lo pueril, es que en la antigüedad griega, el hipócrita era el actor, quien usaba una máscara. Por ende la máscara social de los citadinos que tienen que actuar, como androides, para sobrevivir. El poemario goza de unidad temática, y las metáforas se llevan hasta su finalidad.
Unas cuantas líneas antes, en el mismo poema, aparecen las furias en las órbitas de los pobladores, según la visión del viajero William Wells:
Todo era superlativo: las comadronas, la tristeza de las calles, el enorme sentido de la vacuidad y del comer en el suelo. Pero las miradas, las miradas desde las ventanas como hervidero de piranhas, eso sí que llegaba hasta los huesos.
Ya que mencioné la unidad. Creo necesario mencionar que el poemario está dividido en recomendaciones al que busca trabajo. Cada sección tiene una especie de advertencia al usuario (del manual de trabajo) donde se le da vida a la metáfora de las piranhas blancas. Para explorar la posibilidad de que formen un poema en sí, las voy a disponer todas a continuación:
¿Cómo nadar con piranhas confiadamente?
A: Evita encontrarte con pirañas desesperadas Como suele ser, son tranquilas y tímidas. Muy raramente atacan a un animal grande, a menos que estén hambrientas de verdad.
B: Espera hasta la noche para entra al agua. Si por alguna razón te aventuras a ir en aguas pobladas por pirañas en la temporada seca, espera hasta que caiga la noche antes de tratar de cruzar un río o un lago sin un bote. Las piranhas cazan de día y duermen durante la noche.
C: No te desesperes. Estudios recientes han demostrado que las piranhas se sienten más atraídas por el movimiento que por la esencia misma de la sangre. Así que para minimizar los peligros, nada con movimientos suaves y fluidos.
D: Mantente fuera del agua si tienes una herida abierta. Las pirañas son sensibles a la sangre y por lo consiguiente es más probable que ataquen a un animal grande si piensan que está herido o muriendo. Por consiguiente, no las tientes con una herida abierta.
E: Haz un sacrificio. Como último recurso, puedes intentar crear una distracción al colocar el cadáver de un animal o un gran pedazo de carne corriente abajo del lugar por donde deseas cruzar.
Esto que escribo por ahora es solamente una aproximación a este breviario laboral y existencial. Si el trabajo nos edifica, que será la falta del mismo. A veces es mejor no tenerlo, si el tenerlo implica perder la dignidad. No se trata de sólo estar mal remunerados. No hay duda que la metáfora laboral de Estrada va más de estas mis observaciones. Nunca hay que subestimar la particularidad ni la plurivalencia de un poeta, y menos la de Fabricio Estrada que ya nos ha dado varias muestras de lo versátil que es su visión del mundo.
Recomiendo la lectura y relectura de este excelente “trabajo” poético.
León Leiva Gallardo
Blancas Piranhas (Pez Dulce, 2011)
Fabricio Estrada
Publicaciones
Sextos de Lluvia, 1998
Poemas contra el miedo, 2001
Solares, 2004
Imposible un Ángel (antología), 2005
Poemas de Onda Corta, 2009
Blancas Piranhas, 2011
ANTOLOGIAS Cien Años de Poesía Política en Honduras, Roberto Sosa, 2003. Las Rutas del Viento, antología luso-española, Alfredo Pérez Alencart, Madrid, España, 2005. La Herida en el Sol, antología Poesía Centroamericana Contemporánea UNAM, México, 2008. Memoria del XVIII Festival Internacional de Poesía de Medellín-Colombia 2008. Puertas Abiertas, Antología de Poesía Centroamericana, Sergio Ramírez-Fondo de Cultura Económica-México, 2011. Cuerpo Plural, Poesía Hispanoamericana Contemporánea, Gustavo Guerrero – Instituto Cervantes de Madrid 2010.
Artículos sobre cultura y política publicados en Brecha de Uruguay, Patria Grande de Venezuela, El Clarín de Chile, América Latina desde Abajo (Marco Coscione) Edición dominicana y artículos en Rebelión de Cuba.
Invitado a los principales festivales de poesía de Latinoamérica y al V Festival “La Poesía Tiene la Palabra”, Casa de América, Madrid-España, 2005.
Invitado especial para el programa de Televisión Española Internacional “Casa de América”, junio del 2005.
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