viernes, 3 de diciembre de 2010

Morazán Vigila

Entrevista a Miguel Cálix Suazo: "Morazán siempre ha estado relegado"

Texto de Verónica Castro, El Heraldo, Honduras
Fecha de publicación: 25 de septiembre de 2010


                                                        ¡Héroe!
Tras 20 años dedicado a la investigación del paladín centroamericano, este morazanista afirma que la revolución de Morazán descansa en la educación popular.

 

Miguel Cálix Suazo, presidente del Instituto Morazánico, es un economista de vocación que ha dedicado 20 años a investigar la vida del General José Francisco Morazán Quesada, lo que lo ha convertido en una de las personas con mayor conocimiento acerca del paladín de Centroamérica, sobre todo de sus últimos cinco meses de vida.
Para el señor Cálix, apasionado de la historia, estos últimos meses de vida del General son los más productivos, pues es cuando regresa de 22 meses de exilio a liberar a Costa Rica, “y cinco meses después es traicionado y fusilado bárbaramente, sin hacerle juicio”, señala, mientras iniciamos la entrevista sobre este personaje nacido en Honduras, amado en El Salvador y odiado en Costa Rica.
¿Cómo ha sido el proceso de recopilación de información y objetos que hayan pertenecido al General?

En el país hay varias instituciones, como el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), a quien le compete la organización de museos del país, así como conservar y preservar el patrimonio cultural de la nación, sin embargo, en su departamento dedicado a la historia nunca le dieron importancia a lo referente a Morazán, por lo cual ha sido el Instituto Morazánico, entidad cívico cultural sin fines de lucro, que sí se ha dedicado a su estudio por 59 años.

MIGUEL CALIX SUAZO  Nacido el 21 de enero de 1941, trabajó 36 años en la causa económica de la región, asistiendo a centenares de reuniones como representante del Banco Central de Honduras, donde el nombre de Morazán era un tema de debate. Los costarricenses repetían constantemente que si Morazán naciese cien veces, cien veces lo volverían a fusilar; una afirmación que le hizo reflexionar sobre la enseñanza que había recibido en sus años de estudiante. “Será que los historiadores de Honduras no saben nada y me han pintado un héroe o será un pío, asesino como dicen los ticos” -se dijo Cálix. A partir de ese momento se dedicó a investigar la vida de Morazán en el archivo de Costa Rica. Actualmente, Cálix, oriundo de Amapala, Valle, es el presidente del Instituto Morazánico, ha publicado 13 libros, entre los cuales sobresalen 8 acerca de Morazán, de los cuales seis se refieren a su gobierno en Costa Rica.

Existen muchos mitos acerca de Morazán, sobre si era ateo, o si sólo tenía una oreja, ¿cuál es la verdad?

En el Instituto Morazánico no permitiremos que se sigan diciendo mentiras sobre Morazán, como que nació en esta casa, (dice al referirse al escenario de esta entrevista ubicada en el centro de Tegucigalpa, la casa que albergará el Museo Morazán y que antes cobijó la Biblioteca Nacional). Eso no es cierto, nació en la casa de al lado, aquí vivió una gran parte de su vida; y que no tenía una oreja no es cierto, yo tengo un libro en que pruebo que no es cierto. Ese Morazán desconocido, tergiversado, infamemente criticado no puede seguir. Yo vivo protestando porque ningún gobierno ha querido implementar la Cátedra Morazánica, que fue creada hace 42 años en el gobierno de Oswaldo López Arellano.

¿Y en el caso de la polémica sobre la estatua que está en la Plaza Central?

Esa es otra gran mentira y que la inventó un político canadiense, William Krehm en 1948. Yo tenía 7 años de haber nacido y me di cuenta de ese invento. Ese señor escribió un libro que se llama Democracias y tiranías en el Caribe, donde describe a Batista, Tiburcio Carías Andino, entre otros. Krehm odiaba a todos los dictadores y cuando habla de Carías nos lleva de encuentro a todos los hondureños. Dice burlescamente que los hondureños los domingos se dedican a escuchar la banda del pueblo (banda de los Supremos Poderes) a las 8:00 PM alrededor de una estatua que dicen que es Morazán, pero que no es el personaje hondureño sino el Mariscal Ney.

Más tarde, en 1971, don Eduardo Galeano, escritor uruguayo, también sin estudiar le agregó a esa fábula y dijo, sin especificar, que en el siglo pasado una comisión, misma que nunca existió, que nombró el gobierno de Honduras para hacer la compra en Europa se bebió el dinero. Pero fue en mi pueblo, Amapala, donde se pagó casi todo el dinero porque por allá pasaron todos los monumentos (Las cuatro estaciones, los bustos del padre Reyes y Cabañas y la estatua de Valle) en agosto de 1883, porque don Marco Aurelio Soto había ordenado el 31 de julio de 1882 que se levantara esa estatua y en una de las cláusulas de la contrata se dice que a Morazán debe vérsele vestido como general de brigada en combate, y como no mandaron ninguna fotografía, el escultor parisino lo viste como vestían los militares franceses, por eso está con ese uniforme. Morazán es el más grande hombre de la historia de Centroamérica, es un hombre que apenas fue a la escuela 18 meses, es un hombre genial, un autodidacta que aprendió francés, derecho, filosofía, le dio cátedra al padre Reyes sobre la historia universal de la iglesia Católica.

Hasta 1983 en Costa Rica se enseñaba sobre Morazán a través de cuatro párrafos de la Cartilla Histórica de Ricardo Fernández Guardia, pero en la actualidad esto ya no sucede.

Una vez que funcione la Casa de Morazán existirá un lugar donde se enseñe fehacientemente todo lo relacionado con la vida y obra del héroe. El sitio constará del museo, el archivo y la biblioteca morazánica, así como de una galería de obras de la región.

¿Cómo cambiar ese concepto que se tiene, debería exaltarse más el legado de Morazán?

A Morazán siempre nos lo pintaron como soldado y yo digo que fue un hombre civilista, que por la fuerza de las circunstancias anduvo el fusil, pero tosa su mentalidad está basada en la educación popular, el respeto de las leyes, en las buenas relaciones internacionales. Morazán era un hombre religioso, todo los contrario a lo que dicen que era ateo, hereje. Esas son tonterías. Y yo puedo demostrarle a cualquiera con documentos en la mano que Morazán fue un gran católico, tampoco era masón, es un mito.

Pero ese poco interés por exaltar la figura de Morazán ha existido siempre, incluso el cambio del nombre del departamento de Francisco Morazán es reciente, en el gobierno de Tiburcio Carías Andino.

A Morazán lo hemos tenido siempre relegado, es que no queremos que el pueblo comprenda las ideas revolucionarias avanzadísimas de este hombre, que se adelantó 200 años. Él era un hombre que luchaba por romper las arcaicas estructuras de la colonia, fue un hombre que luchaba por el pueblo. Él, que había vivido el 58 por ciento de su vida en la época colonial, que pudo ser otro defensor de la Colonia, no lo fue, porque a él le impactaba la enorme diferencia en que vivía la aristocracia y la nobleza y la miseria en que vivía el pueblo, y él se propuso darle vuelta a esa situación.

¿Cómo se debe enmarcar a Morazán como una figura de la independencia o como un forjador de la patria?
La lucha de Morazán fue siempre por mantener la independencia. La independencia es una declaración en el papel y justamente Morazán en la primera línea de su testamento dice la fecha San José, septiembre de 1842, día del aniversario de independencia cuya integridad he procurado sostener.

El 28 de septiembre de 1821, cuando Morazán tenía 29 años, se reciben los pliegos de la independencia en Comayagua, y allá se sigue la línea de la iniciativa de Chiapas de anexarnos a México, pero Tegucigalpa dice que no, que Tegucigalpa es independiente de Guatemala, México y cualquier otra república.

Y en octubre y noviembre de 1821, Morazán estaba formando parte de la milicia popular para defender la independencia, luchando contra Comayagua. Él era ayudante del primer batallón… y si en esa época no nos fuimos a las armas, fue porque en Guatemala retiraron las tropas que había enviado para Comayagua y El Salvador retiró las que habían enviado a Tegucigalpa, lo que evitó la guerra.

Y la descendencia de Morazán, ¿dónde la podemos encontrar?

Morazán tuvo seis hijos, los dos primeros en Tegucigalpa siendo soltero, supuestamente con dos vecinas de esta casa. El primero se llamó José Antonio Ruiz, hijo de Rita Zelaya Díaz, casada con un señor de apellido Ruiz. El segundo es Francisco Morazán Moncada, sobrino de Liberato Moncada, un ex compañero de la escuela de Morazán y que llegó a ser su sustituto en el cargo de ministro.

Los otros dos los tiene siendo presidente de Centroamérica, por cierto con una española, Nicolás y Josefa Fuentes. Varios de sus descendientes destacaron en la vida política, como el presidente de Guatemala, Miguel Ydígoras Fuentes, y el político Alberto Fuentes Mohr.

Luego en El Salvador, y trece años después de haberse casado, nace su quinta hija, la legítima, Adela Morazán Lastiri.

La última hija la engendró en Costa Rica 15 días antes de morir, María Esther de los Dolores Freer Escalante, hija de Teresa Escalante y Ocampo, salvadoreña oriunda de Ahuachapán, casada con un caballero inglés de Liverpool, fue de ella que escribí un libro donde localicé 663 descendientes, hasta el 15 de julio de 1995, siete generaciones ramificadas en ocho países a los cuales visité, incluyendo Alemania, México, Ecuador, Guatemala, Panamá y Costa Rica.

Seis hijos, ¿significa que es acertada la fama de mujeriego?

Pues Morazán era un hombre de ojos azules, medía 1.90, era muy culto y amable, conversador, era muy atento, sabía escuchar, era un hombre que nació para resolver problemas, tenía dinero y poder político, entonces era atractivo para las damas.

¿Fueron estos amores con mujeres casadas lo que obligaron una traición y lo llevaron a la muerte?
Fueron varios los que traicionaron a Morazán. El primero fue don José María Fernández, abuelo del gran historiador costarricense Ricardo Fernández Guardia, quien tergiversa la historia por proteger a su pariente, que fue uno de los doce notables que asesoraron a Morazán.
La madrugada del 11 de septiembre de 1842, este señor publica un manifiesto incitando a que el pueblo se levante contra Morazán, él dice que Morazán está queriendo recuperar el poder federal de Centroamérica y eso es falso, él estaba cumpliendo un decreto de la Asamblea de recuperar Guanacaste, y ese decreto lo preparó la junta.
Los otros traidores son Florentino Alfaro y Pedro Mayorga, el esposo de Anacleta Arnesto Fajardo de Mayorga, quien supuestamente tuvo amoríos con Morazán. En 1834, después de que Morazán ha cumplido su primer período presidencial, visita Costa Rica y la esposa de Pedro Mayorga le dio una suntuosa fiesta, dicen las lenguas que se “abonaron” toda la noche bailando.
El 14 de septiembre de 1842, después de 3 días de sitio en San José, Morazán escapa a Cartago a avisarle a Pedro Mayorga que las tropas josefinas lo persiguen. Cuando él llega a la casa de Mayorga, doña Anacleta le dice por tres veces: "Anoche el pueblo se pronunció contra el gobierno", y le ofreció tres bolsas de dinero y tres mozos, pero Morazán se rehusó porque andaba con Vicente Villaseñor y Miguel Saravia y no los quiso dejar a su suerte. A las siete de la mañana están llegando las tropas y ahí en la que actualmente es la calle Morazán se abre el pecho y pide que le disparen pero que no lo entreguen.

¿Por qué pidió que lo enterraran en El Salvador y no en Honduras, no se sentía orgulloso del país que lo vio nacer?

Porque El Salvador fue el pueblo que más lo amó. Cuando Morazán iba al patíbulo dictó una cláusula, y esto no consta en el testamento, que dice “lego mis restos al pueblo que más me ha amado, el pueblo salvadoreño, en reconocimiento de su sacrificio”, así dice en el mausoleo.

Ha habido tres presidentes de Honduras que han intentado traer los restos de Morazán, pero eso sería irrespetar su voluntad porque él amó al pueblo salvadoreño y ellos lo amaron y lo siguen amando.

Los soldados hondureños lo combatieron. Incluso, cuando lo ejecutaron, aquí se tocaron las campanas para celebrarlo. Esa es nuestra historia.
(Miguel Cálix Suazo: Presidente del Instituto Morazánico y miembro del directorio de la Casa de Morazán)











Una viñeta de abril, el mes más cruel

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