lunes, 20 de enero de 2014

Humanidades: Ícaro, Brueghel, W.H. Auden y William Carlos Williams


















                           "Paisaje con caída de Ícaro" de Brueghel                                                                                                                                                                                                         
Fue en el otoño del 2001 cuando viajé a Bélgica con mi querido amigo bogotano, el doctor Humberto Uribe, que al fin aprecié en vivo la famosa pintura de Brueghel.  Entre paseos a varias partes (a Waterloo donde cayó Napoleón y a Brujas, la formidable “Venecia del Norte”, donde bogamos bastante “mareados” por los canales que son como sus avenidas) pasamos más tiempo en Bruselas y, como siempre, visitamos los museos.

Sorpresa mía fue hallar en el Museo de Bellas Artes, uno de los Museos Reales de Bélgica, una de las pinturas más conocidas y aludidas de Brueghel, tema de poemas también famosos de W.H. Auden y William Carlos Williams. Se trata de “Paisaje con la caída de Ícaro”, atribuida a Pieter Brueghel el Viejo y la que ahora se cree que no es de su ejecución. En todo caso, una obra renacentista que hace en sí alusión al mito clásico de Ícaro.


                   W.H. Auden


Siempre durante mis años de estudiante de Letras había visto la reproducción en libros de arte y después en el Internet, pero como saben no es lo mismo como verla vibrante en el lienzo vivo en el salón de un museo. En dos ocasiones tuve el deber de escribir un breve análisis con el tema de Ícaro y del poema de Auden. Primero, como en 1981, cuando estudiaba para un Associate’s Degree en Wright College, en un examen para la clase de Humanidades donde nos pedían que explicáramos la pintura de Brueghel. Y la segunda vez en un examen de literatura norteamericana, ya cuando estaba por terminar mi segunda licenciatura en la Universidad de Northeastern, en el verano de 1987, en el que nos pedían escribir un ensayo y comparar el poema “Musee des Beaux Arts” de Auden con la pintura de Brueghel y con el mito de Ícaro y Dédalo. Mucho más difícil escribir el ensayo por supuesto, pero gracias a la humilde clase de Humanidades en Wright College, ya había adquirido los conocimientos, aunque básicos, par un análisis literario. Puedo agregar que fue en esa clase de Humanidades donde yo me hice de la idea de seguir el camino de las artes, antes sólo había sido una inquietud. Sin embargo, una vez en la universidad, no comencé a estudiar Letras sino que Psicología y finalmente me recibí con doble licenciatura.

Quisiera recobrar el entusiasmo que tenía a los 20 años y a veces lo recupero, pues ayer mientras navegaba en el interéter me encontré de nuevo con la pintura de Brueghel, pero esta vez junto con el poema de William Carlos Williams que lleva el mismo título “Paisaje con la caída de Ícaro”. Por nostalgia a mi clase de Humanidades me dediqué a comparar a Williams y a Auden, y terminé traduciendo los poemas porque no me convencieron mucho las traducciones que hallé por ahí. A continuación reproduzco los originales seguidos por las traducciones al español.


Musee des Beaux Arts
W. H. Auden

About suffering they were never wrong,
The old Masters: how well they understood
Its human position: how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on a tree.

In Breughel's Icarus, for instance: how everything turns away
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water, and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
Had somewhere to get to and sailed calmly on.


Musee des Beaux Arts
            W.H. Auden

Con respecto al sufrimiento nunca se equivocaron
los Antiguos Maestros: qué bien comprendieron
su lugar en la vida humana: de cómo sucede
mientras alguien come o abre una ventana o camina distraído;
De cómo cuando los ancianos aguardan animados con devoción
un milagroso nacimiento, siempre hay niños a quienes
les tiene sin cuidado si sucede
porque patinan sobre el hielo de la laguna cerca al bosque.

Nunca olvidaron
que hasta la desgracia más temida debe seguir su curso,
de algún modo en una esquina, en algún lugar no muy limpio
donde los perros siguen su vida de perros y el caballo del torturador
inocentemente se restriega el trasero contra un árbol.

En el Ícaro de Breughel, por ejemplo: cómo todos dan la espalda
indiferentes a la tragedia; el labrador pudo haber
escuchado el chapoteo en el mar, el grito de desesperación,
pero para él no fue fracaso alguno; el sol brillaba
como tenía que brillar en las pálidas piernas que desparecían en el verdor
de las aguas, la suntuosa y delicada nave
que debió haber presenciado algo maravilloso, un joven cayendo del cielo,
tenía que llegar a algún lugar, y alzó velas tranquilamente.

(Traducción de León Leiva Gallardo)



                                                                                                                     Williams Carlos Williams

Landscape with the Fall of Icarus
William Carlos Williams    

According to Brueghel
when Icarus fell
it was spring

a farmer was ploughing
his field
the whole pageantry

of the year was
awake tingling
near

the edge of the sea
concerned
with itself

sweating in the sun
that melted
the wings' wax

unsignificantly
off the coast
there was

a splash quite unnoticed
this was
Icarus drowning
                                               


Paisaje con la caída de Ícaro
            William Carlos Williams

Según Brueghel
cuando Ícaro cayó
era primavera

un agricultor araba
su tierra
todo el cortejo

del año lucía
despierto vibrante
cerca

de la costa
ocupado
en sus asuntos

sudando bajo el sol
que derritió
las alas de cera

sin notarse mucho
en el mar
hubo

un chapoteo insignificante
era
Ícaro ahogándose

(Traducción de León Leiva Gallardo)


Para ser breve y dar el mérito a Williams también por su brevedad, creo que su poema corresponde más efectivamente al comentario humano de Brueghel: hay algo de eternidad en lo efímero, algo tan significativo en lo insignificante, y Williams logra ambos con la inmediatez de sus versos truncados, como en su famoso wheelbarrow. Increíble la diferencia de estilo entre poetas y a la vez la afinidad por un mismo tema. No sólo aluden a la ambición humana del mito de Ícaro, sino también a la deshumanización que se avecina con el devenir de la posmodernidad.


     Un verso del poema "The Red Wheelbarrow"
         de William Carlos Williams

Hasta la fecha agradezco el entusiasmo de mi profesora de Humanidades, quien nos exigía escuchar y analizar música clásica, apreciar pinturas y esculturas, leer ensayos filosóficos y piezas breves de la literatura universal. Su clase fue mi modesta incursión al humanismo. Irónicamente quizá también por ella me he puesto las alas de cera.

León Leiva Gallardo


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