Cauteloso de las biografías, que tanto fallan por el afán de ser fieles,
vacilé antes de comenzar a ver Bright Star (Estrella
brillante), film sobre los últimos dos años de vida del poeta
John Keats y su relación amorosa con Fanny Brawne. Bastó saber que se trataba
de una producción dirigida por Jane Campion, a quien se conoce más por su
monumental El piano, para que me sentara
cautivo ante el magisterio de una de las grandes directoras de cine y sin duda
la más galardonada. Jane Campion es la segunda de apenas sólo cuatro mujeres
que han sido nominadas para el Oscar (por dirección de un largometraje) y la
primera en recibir la prestigiosa Palme D’Or de Cannes. Quizá de más valor son
los reconocimientos de los críticos serios que la premiaron como mejor
directora y guionista por El Piano (1994).
Con la producción de Estrella brillante (2009), Jane Campion de nuevo dedica su visión y su pluma (ella
escribe sus propios guiones) a la vida de un escritor. En esta producción no
nos encontramos con las contorsionadas pasiones psicológicas de sus films
anteriores, pero sí con una meticulosa substanciación del amor. De manera
magistral Campion ha recreado un personaje que la historia había olvidado, ya
que el protagonista siempre ha sido el poeta John Keats, aunque sabido es que
parte de la obra literaria y especialmente la obra epistolar de este gran bardo
fue producto de la relación con su amada Fanny Brawne, a quien dedicó el famoso
poema cuyo título también tiene el film.
Bright Star
John Keats
Bright star, would I were stedfast as thou art—
Not in lone splendour hung aloft the night
And watching, with eternal lids apart,
Like nature's patient, sleepless Eremite,
The moving waters at their priestlike task
Of pure ablution round earth's human shores,
Or gazing on the new soft-fallen mask
Of snow upon the mountains and the moors—
No—yet still stedfast, still unchangeable,
Pillow'd upon my fair love's ripening breast,
To feel for ever its soft fall and swell,
Awake for ever in a sweet unrest,
Still, still to hear her tender-taken breath,
And so live ever—or else swoon to death.
Estrella brillante
John KeatsEstrella brillante, quisiera ser constante como tú,
no en solitario esplendor y firme en la noche,
divisando —con eterna y dilatada mirada,
como insomne y paciente eremita de la naturaleza—
las aguas y remansos en su religioso oficio
de ablución pura de las humanas costas de la tierra;
contemplando el suave y recién estrenado disfraz
de la nieve sobre las montañas y los páramos.
Sí, y seguir siendo constante, seguir inmutable,
recostado sobre el casto pecho de mi amada,
sintiendo para siempre el suave ir y venir,
despertando para siempre en este ansioso deleite;
y quieto, quieto, para escuchar su tierno aliento,
y quieto, quieto, para escuchar su tierno aliento,
y vivir para siempre —o perecer en la muerte.
(Traducción de León Leiva Gallardo)
La trama de Estrella brillante se
centra en los altibajos de la relación platónica (nunca consuman el amor
carnal) y especialmente en la angustiosa entrega amorosa de Fanny Brawne, quien
no duda en casarse con su amado poeta. Aunque Campion no le dedica mucho tiempo
a los aspectos sociales (como suele hacerse en muchos films históricos), sí se
establece que la familia de Fanny se opone a que se case con Keats porque el
hombre no tiene los medios ni para sustentarse a sí mismo. La angustia de estos
jóvenes amorosos (Fanny 18 y Keats 23) se divide en la pasión reprimida de
Fanny y la lipidia de John Keats. Finalmente Keats tiene que irse a Roma para
aprovechar el buen clima y curarse de la tisis, y seis meses después Fanny
recibe la terrible noticia de su muerte.
Campion, como es de esperarse, tuvo la noble noción de enaltecer el
personaje de Fanny Brawne, hasta el punto que la vuelve la protagonista, logrando
de esta manera darle cierto balance a lo que en el cine generalmente se vuelve
un expreso adulatorio del genio a expensas de los que lo rodean. Además que Fanny
Brawne tiene su propio talento que sale a relucir en varias ocasiones. Además
de ser modista, diseñaba su propia ropa, es muy creativa en cuestiones manuales
y también tiene afinidad natural para la poesía. En varias escenas vemos a
Fanny recitando poemas de su amado Keats, reiterando de este modo que su amor es
quizá más por el poeta que por el hombre. (Esto sin duda lo decide cada
expectador.)
Jane Campion
Campion como gran visionaria de las cuestiones de la mujer, logra amalgamar
los aspectos emocionales con los creativos por medio de tomas fecundas de la
intimidad, la escritura y, muy importante para ambientar la poesía de Keats,
de la naturaleza. El amor vedado de Fanny es tal que una vez cuando Keats está
de viaje, tanto lo extraña que sufre un breve asalto de delirio, el cual se
expresa genialmente con mariposas (negras y grises). Fanny y su hermana atrapan
mariposas en el campo y luego las encierran en el dormitorio. El efecto es
cabal, porque Fanny, en su aislamiento emocional, las mantiene en el dormitorio
por tanto tiempo que eventualmente mueren. Esta escena, una de las más lúgubres
como poéticas, es un indicio del prematuro fallecimiento del poeta y el amargo
luto que habría de guardar Fanny. (La historia cuenta que la verdadera Fanny
Brawne guardó luto por 6 años.)
No obstante la dominante presencia de Fanny Brawne, representada por la
talentosísima Abbie Cornish, Campion también da lugar y humana atención al
hombre, más que al poeta, y demuestra cómo fue la penosa vida de quien en sus
últimos años vivió de la generosidad de sus amigos. El actor Ben Whishaw, que
no es muy esbelto ni muy alto, encarna bien la débil constitución de Keats en
sus últimos días; pero quizá más importante, nos brinda una representación convincente
de un joven que abandonó su carrera de medicina por la poesía, un poeta que fue
destruido por la crítica de su tiempo y un hombre que, según piensan algunos
biógrafos, perdió hasta la vida por no haber recibido el reconocimiento que
merecía. Sucede que luego de ser arrasado por los críticos, Keats se retracta
tanto de la sociedad como de su amada Fanny. Durante su estadía en Roma, nunca le escribe a Fanny, sin duda para no angustiarla más
con sus padecimientos.
(Como dato aparte: Keats murió creyendo que no merecía ser llamado poeta.
Pero la historia habría de decir lo contrario. John Keats ahora es uno de los
poetas románticos más leídos y venerados.)
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