"Paisaje con caída de Ícaro" de Brueghel
Fue en el otoño del 2001 cuando viajé a Bélgica con mi querido amigo
bogotano, el doctor Humberto Uribe, que al fin aprecié en vivo la famosa
pintura de Brueghel. Entre paseos a
varias partes (a Waterloo donde cayó Napoleón y a Brujas, la formidable
“Venecia del Norte”, donde bogamos bastante “mareados” por los canales que son
como sus avenidas) pasamos más tiempo en Bruselas y, como siempre, visitamos
los museos.
Sorpresa mía fue hallar en el Museo de Bellas Artes, uno de los Museos Reales de Bélgica, una de las
pinturas más conocidas y aludidas de Brueghel, tema de poemas también famosos
de W.H. Auden y William Carlos Williams. Se trata de “Paisaje con la caída de
Ícaro”, atribuida a Pieter Brueghel el Viejo y la que ahora se cree que no es
de su ejecución. En todo caso, una obra renacentista que hace en sí alusión al
mito clásico de Ícaro.
W.H. Auden
Siempre durante mis años de estudiante de Letras había visto la
reproducción en libros de arte y después en el Internet, pero como saben no es
lo mismo como verla vibrante en el lienzo vivo en el salón de un museo. En dos
ocasiones tuve el deber de escribir un breve análisis con el tema de Ícaro y
del poema de Auden. Primero, como en 1981, cuando estudiaba para un Associate’s
Degree en Wright College, en un examen para la clase de Humanidades donde nos
pedían que explicáramos la pintura de Brueghel. Y la segunda vez en un examen
de literatura norteamericana, ya cuando estaba por terminar mi segunda
licenciatura en la Universidad de Northeastern, en el verano de 1987, en el que
nos pedían escribir un ensayo y comparar el poema “Musee des Beaux Arts” de
Auden con la pintura de Brueghel y con el mito de Ícaro y Dédalo. Mucho más
difícil escribir el ensayo por supuesto, pero gracias a la humilde clase de
Humanidades en Wright College, ya había adquirido los conocimientos, aunque
básicos, par un análisis literario. Puedo agregar que fue en esa clase de
Humanidades donde yo me hice de la idea de seguir el camino de las artes, antes
sólo había sido una inquietud. Sin embargo, una vez en la universidad, no
comencé a estudiar Letras sino que Psicología y finalmente me recibí con doble
licenciatura.
Quisiera recobrar el entusiasmo que tenía a los 20 años y a veces lo recupero, pues ayer mientras navegaba en el interéter me encontré de nuevo con la pintura de
Brueghel, pero esta vez junto con el poema de William Carlos Williams que lleva
el mismo título “Paisaje con la caída de Ícaro”. Por nostalgia a mi clase de
Humanidades me dediqué a comparar a Williams y a Auden, y terminé traduciendo
los poemas porque no me convencieron mucho las traducciones que hallé por ahí. A continuación reproduzco los originales seguidos por las
traducciones al español.
Musee des Beaux Arts
W. H. Auden
About suffering they were never
wrong,
The old Masters: how well they
understood
Its human position: how it takes
place
While someone else is eating or
opening a window or just walking dully along;
How, when the aged are
reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there
always must be
Children who did not specially
want it to happen, skating
On a pond at the edge of the
wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom
must run its course
Anyhow in a corner, some untidy
spot
Where the dogs go on with their
doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on
a tree.
In Breughel's Icarus, for
instance: how everything turns away
Quite leisurely from the
disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the
forsaken cry,
But for him it was not an
important failure; the sun shone
As it had to on the white legs
disappearing into the green
Water, and the expensive delicate
ship that must have seen
Something amazing, a boy falling
out of the sky,
Had somewhere to get to and
sailed calmly on.
Musee des Beaux Arts
W.H.
Auden
Con respecto al
sufrimiento nunca se equivocaron
los Antiguos
Maestros: qué bien comprendieron
su lugar en la
vida humana: de cómo sucede
mientras alguien
come o abre una ventana o camina distraído;
De cómo cuando
los ancianos aguardan animados con devoción
un milagroso
nacimiento, siempre hay niños a quienes
les tiene sin
cuidado si sucede
porque patinan
sobre el hielo de la laguna cerca al bosque.
Nunca olvidaron
que hasta la
desgracia más temida debe seguir su curso,
de algún modo en
una esquina, en algún lugar no muy limpio
donde los perros
siguen su vida de perros y el caballo del torturador
inocentemente se
restriega el trasero contra un árbol.
En el Ícaro de
Breughel, por ejemplo: cómo todos dan la espalda
indiferentes a la
tragedia; el labrador pudo haber
escuchado el
chapoteo en el mar, el grito de desesperación,
pero para él no
fue fracaso alguno; el sol brillaba
como tenía que
brillar en las pálidas piernas que desparecían en el verdor
de las aguas, la
suntuosa y delicada nave
que debió haber
presenciado algo maravilloso, un joven cayendo del cielo,
tenía que llegar
a algún lugar, y alzó velas tranquilamente.
(Traducción
de León Leiva Gallardo)
Williams Carlos Williams
Landscape with the Fall of Icarus
William Carlos Williams
According to Brueghel
when Icarus fell
it was spring
a farmer was ploughing
his field
the whole pageantry
of the year was
awake tingling
near
the edge of the sea
concerned
with itself
sweating in the sun
that melted
the wings' wax
unsignificantly
off the coast
there was
a splash quite unnoticed
this was
Icarus drowning
Paisaje con la caída de Ícaro
William Carlos Williams
Según Brueghel
cuando Ícaro cayó
era primavera
un agricultor
araba
su tierra
todo el cortejo
del año lucía
despierto vibrante
cerca
de la costa
ocupado
en sus asuntos
sudando bajo el
sol
que derritió
las alas de cera
sin notarse mucho
en el mar
hubo
un chapoteo
insignificante
era
Ícaro ahogándose
(Traducción
de León Leiva Gallardo)
Para ser breve y dar el mérito a Williams también por su brevedad, creo
que su poema corresponde más efectivamente al comentario humano de Brueghel: hay algo de eternidad en lo efímero, algo tan significativo en lo insignificante, y Williams logra ambos con la inmediatez de sus versos truncados, como en su famoso wheelbarrow. Increíble la diferencia de estilo entre
poetas y a la vez la afinidad por un mismo tema. No sólo aluden a la ambición
humana del mito de Ícaro, sino también a la deshumanización que se avecina
con el devenir de la posmodernidad.
Un verso del poema "The Red Wheelbarrow"
de William Carlos Williams
Hasta la fecha agradezco el entusiasmo de mi profesora de Humanidades,
quien nos exigía escuchar y analizar música clásica, apreciar pinturas y
esculturas, leer ensayos filosóficos y piezas breves de la literatura
universal. Su clase fue mi modesta incursión al humanismo. Irónicamente quizá
también por ella me he puesto las alas de cera.
León Leiva Gallardo