martes, 21 de enero de 2014

Piratas y Autodefensas

Acabo de ver Stolen Seas (dirigida por Thymaya Payne, 2012), un documental que explora el surgimiento de los “piratas” de Somalia y la impotencia de las grandes potencias por no poder, o no querer, darle fin al fenómeno de una vez por todas. De inmediato pensé en el narcotráfico en México y Centroamérica. Al explorar la aparente complejidad de las relaciones de poder entre estos grupos delictivos y los grandes capitalistas se llega a una conclusión muy simple: el sistema capitalista le saca provecho y les ayuda a que sus crímenes de collar blanco pasen desapercibidos, además porque son uña y carne. 


El crimen organizado no rinde tributo al Estado y su modus operandi es similar al de las corporaciones que hacen hasta lo imposible por evadir impuestos. Ambos acuden al terrorismo para ver por sus intereses, el crimen organizado con sus sicarios sanguinarios y las grandes potencias con los bombardeos desalmados. 

Ergo: la gran preocupación con los grupos de autodefensa en Michoacán se debe a que han venido a interrumpir las ya de facto establecidas relaciones de poder entre el crimen organizado y los políticos y empresarios corruptos. (Favor disculpen si reitero algo que para muchos es obvio, pero de vez en cuando hay que recordárselo a uno mismo y a uno que otro ciudadano despistado.)

                                                                           León Leiva Gallardo

lunes, 20 de enero de 2014

Humanidades: Ícaro, Brueghel, W.H. Auden y William Carlos Williams


















                           "Paisaje con caída de Ícaro" de Brueghel                                                                                                                                                                                                         
Fue en el otoño del 2001 cuando viajé a Bélgica con mi querido amigo bogotano, el doctor Humberto Uribe, que al fin aprecié en vivo la famosa pintura de Brueghel.  Entre paseos a varias partes (a Waterloo donde cayó Napoleón y a Brujas, la formidable “Venecia del Norte”, donde bogamos bastante “mareados” por los canales que son como sus avenidas) pasamos más tiempo en Bruselas y, como siempre, visitamos los museos.

Sorpresa mía fue hallar en el Museo de Bellas Artes, uno de los Museos Reales de Bélgica, una de las pinturas más conocidas y aludidas de Brueghel, tema de poemas también famosos de W.H. Auden y William Carlos Williams. Se trata de “Paisaje con la caída de Ícaro”, atribuida a Pieter Brueghel el Viejo y la que ahora se cree que no es de su ejecución. En todo caso, una obra renacentista que hace en sí alusión al mito clásico de Ícaro.


                   W.H. Auden


Siempre durante mis años de estudiante de Letras había visto la reproducción en libros de arte y después en el Internet, pero como saben no es lo mismo como verla vibrante en el lienzo vivo en el salón de un museo. En dos ocasiones tuve el deber de escribir un breve análisis con el tema de Ícaro y del poema de Auden. Primero, como en 1981, cuando estudiaba para un Associate’s Degree en Wright College, en un examen para la clase de Humanidades donde nos pedían que explicáramos la pintura de Brueghel. Y la segunda vez en un examen de literatura norteamericana, ya cuando estaba por terminar mi segunda licenciatura en la Universidad de Northeastern, en el verano de 1987, en el que nos pedían escribir un ensayo y comparar el poema “Musee des Beaux Arts” de Auden con la pintura de Brueghel y con el mito de Ícaro y Dédalo. Mucho más difícil escribir el ensayo por supuesto, pero gracias a la humilde clase de Humanidades en Wright College, ya había adquirido los conocimientos, aunque básicos, par un análisis literario. Puedo agregar que fue en esa clase de Humanidades donde yo me hice de la idea de seguir el camino de las artes, antes sólo había sido una inquietud. Sin embargo, una vez en la universidad, no comencé a estudiar Letras sino que Psicología y finalmente me recibí con doble licenciatura.

Quisiera recobrar el entusiasmo que tenía a los 20 años y a veces lo recupero, pues ayer mientras navegaba en el interéter me encontré de nuevo con la pintura de Brueghel, pero esta vez junto con el poema de William Carlos Williams que lleva el mismo título “Paisaje con la caída de Ícaro”. Por nostalgia a mi clase de Humanidades me dediqué a comparar a Williams y a Auden, y terminé traduciendo los poemas porque no me convencieron mucho las traducciones que hallé por ahí. A continuación reproduzco los originales seguidos por las traducciones al español.


Musee des Beaux Arts
W. H. Auden

About suffering they were never wrong,
The old Masters: how well they understood
Its human position: how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on a tree.

In Breughel's Icarus, for instance: how everything turns away
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water, and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
Had somewhere to get to and sailed calmly on.


Musee des Beaux Arts
            W.H. Auden

Con respecto al sufrimiento nunca se equivocaron
los Antiguos Maestros: qué bien comprendieron
su lugar en la vida humana: de cómo sucede
mientras alguien come o abre una ventana o camina distraído;
De cómo cuando los ancianos aguardan animados con devoción
un milagroso nacimiento, siempre hay niños a quienes
les tiene sin cuidado si sucede
porque patinan sobre el hielo de la laguna cerca al bosque.

Nunca olvidaron
que hasta la desgracia más temida debe seguir su curso,
de algún modo en una esquina, en algún lugar no muy limpio
donde los perros siguen su vida de perros y el caballo del torturador
inocentemente se restriega el trasero contra un árbol.

En el Ícaro de Breughel, por ejemplo: cómo todos dan la espalda
indiferentes a la tragedia; el labrador pudo haber
escuchado el chapoteo en el mar, el grito de desesperación,
pero para él no fue fracaso alguno; el sol brillaba
como tenía que brillar en las pálidas piernas que desparecían en el verdor
de las aguas, la suntuosa y delicada nave
que debió haber presenciado algo maravilloso, un joven cayendo del cielo,
tenía que llegar a algún lugar, y alzó velas tranquilamente.

(Traducción de León Leiva Gallardo)



                                                                                                                     Williams Carlos Williams

Landscape with the Fall of Icarus
William Carlos Williams    

According to Brueghel
when Icarus fell
it was spring

a farmer was ploughing
his field
the whole pageantry

of the year was
awake tingling
near

the edge of the sea
concerned
with itself

sweating in the sun
that melted
the wings' wax

unsignificantly
off the coast
there was

a splash quite unnoticed
this was
Icarus drowning
                                               


Paisaje con la caída de Ícaro
            William Carlos Williams

Según Brueghel
cuando Ícaro cayó
era primavera

un agricultor araba
su tierra
todo el cortejo

del año lucía
despierto vibrante
cerca

de la costa
ocupado
en sus asuntos

sudando bajo el sol
que derritió
las alas de cera

sin notarse mucho
en el mar
hubo

un chapoteo insignificante
era
Ícaro ahogándose

(Traducción de León Leiva Gallardo)


Para ser breve y dar el mérito a Williams también por su brevedad, creo que su poema corresponde más efectivamente al comentario humano de Brueghel: hay algo de eternidad en lo efímero, algo tan significativo en lo insignificante, y Williams logra ambos con la inmediatez de sus versos truncados, como en su famoso wheelbarrow. Increíble la diferencia de estilo entre poetas y a la vez la afinidad por un mismo tema. No sólo aluden a la ambición humana del mito de Ícaro, sino también a la deshumanización que se avecina con el devenir de la posmodernidad.


     Un verso del poema "The Red Wheelbarrow"
         de William Carlos Williams

Hasta la fecha agradezco el entusiasmo de mi profesora de Humanidades, quien nos exigía escuchar y analizar música clásica, apreciar pinturas y esculturas, leer ensayos filosóficos y piezas breves de la literatura universal. Su clase fue mi modesta incursión al humanismo. Irónicamente quizá también por ella me he puesto las alas de cera.

León Leiva Gallardo


jueves, 16 de enero de 2014

Cine: Estrella brillante de Jane Campion


Cauteloso de las biografías, que tanto fallan por el afán de ser fieles, vacilé antes de comenzar a ver Bright Star (Estrella brillante),  film sobre los últimos dos años de vida del poeta John Keats y su relación amorosa con Fanny Brawne. Bastó saber que se trataba de una producción dirigida por Jane Campion, a quien se conoce más por su monumental El piano, para que me sentara cautivo ante el magisterio de una de las grandes directoras de cine y sin duda la más galardonada. Jane Campion es la segunda de apenas sólo cuatro mujeres que han sido nominadas para el Oscar (por dirección de un largometraje) y la primera en recibir la prestigiosa Palme D’Or de Cannes. Quizá de más valor son los reconocimientos de los críticos serios que la premiaron como mejor directora y guionista por El Piano (1994).

Con la producción de Estrella brillante (2009), Jane Campion de nuevo dedica su visión y su pluma (ella escribe sus propios guiones) a la vida de un escritor. En esta producción no nos encontramos con las contorsionadas pasiones psicológicas de sus films anteriores, pero sí con una meticulosa substanciación del amor. De manera magistral Campion ha recreado un personaje que la historia había olvidado, ya que el protagonista siempre ha sido el poeta John Keats, aunque sabido es que parte de la obra literaria y especialmente la obra epistolar de este gran bardo fue producto de la relación con su amada Fanny Brawne, a quien dedicó el famoso poema cuyo título también tiene el film.



Bright Star
     John Keats  

Bright star, would I were stedfast as thou art—
         Not in lone splendour hung aloft the night
And watching, with eternal lids apart,
         Like nature's patient, sleepless Eremite,
The moving waters at their priestlike task
         Of pure ablution round earth's human shores,
Or gazing on the new soft-fallen mask
         Of snow upon the mountains and the moors—
No—yet still stedfast, still unchangeable,
         Pillow'd upon my fair love's ripening breast,
To feel for ever its soft fall and swell,
         Awake for ever in a sweet unrest,
Still, still to hear her tender-taken breath,
And so live ever—or else swoon to death.


Estrella brillante
           John Keats

Estrella brillante, quisiera ser constante como tú,
no en solitario esplendor y firme en la noche,
divisando —con eterna y dilatada mirada,
como insomne y paciente eremita de la naturaleza—
las aguas y remansos en su religioso oficio
de ablución pura de las humanas costas de la tierra;
contemplando el suave y recién estrenado disfraz
de la nieve sobre las montañas y los páramos.
Sí, y seguir siendo constante, seguir inmutable,
recostado sobre el casto pecho de mi amada,
sintiendo para siempre el suave ir y venir,
despertando para siempre en este ansioso deleite;
y quieto, quieto, para escuchar su tierno aliento,
y vivir para siempre —o perecer en la muerte.

            (Traducción de León Leiva Gallardo)
                             
                                               
La trama de Estrella brillante se centra en los altibajos de la relación platónica (nunca consuman el amor carnal) y especialmente en la angustiosa entrega amorosa de Fanny Brawne, quien no duda en casarse con su amado poeta. Aunque Campion no le dedica mucho tiempo a los aspectos sociales (como suele hacerse en muchos films históricos), sí se establece que la familia de Fanny se opone a que se case con Keats porque el hombre no tiene los medios ni para sustentarse a sí mismo. La angustia de estos jóvenes amorosos (Fanny 18 y Keats 23) se divide en la pasión reprimida de Fanny y la lipidia de John Keats. Finalmente Keats tiene que irse a Roma para aprovechar el buen clima y curarse de la tisis, y seis meses después Fanny recibe la terrible noticia de su muerte.


Campion, como es de esperarse, tuvo la noble noción de enaltecer el personaje de Fanny Brawne, hasta el punto que la vuelve la protagonista, logrando de esta manera darle cierto balance a lo que en el cine generalmente se vuelve un expreso adulatorio del genio a expensas de los que lo rodean. Además que Fanny Brawne tiene su propio talento que sale a relucir en varias ocasiones. Además de ser modista, diseñaba su propia ropa, es muy creativa en cuestiones manuales y también tiene afinidad natural para la poesía. En varias escenas vemos a Fanny recitando poemas de su amado Keats, reiterando de este modo que su amor es quizá más por el poeta que por el hombre. (Esto sin duda lo decide cada expectador.)


                                  Jane Campion



Campion como gran visionaria de las cuestiones de la mujer, logra amalgamar los aspectos emocionales con los creativos por medio de tomas fecundas de la intimidad, la escritura y, muy importante para ambientar la poesía de Keats, de la naturaleza. El amor vedado de Fanny es tal que una vez cuando Keats está de viaje, tanto lo extraña que sufre un breve asalto de delirio, el cual se expresa genialmente con mariposas (negras y grises). Fanny y su hermana atrapan mariposas en el campo y luego las encierran en el dormitorio. El efecto es cabal, porque Fanny, en su aislamiento emocional, las mantiene en el dormitorio por tanto tiempo que eventualmente mueren. Esta escena, una de las más lúgubres como poéticas, es un indicio del prematuro fallecimiento del poeta y el amargo luto que habría de guardar Fanny. (La historia cuenta que la verdadera Fanny Brawne guardó luto por 6 años.)
 




No obstante la dominante presencia de Fanny Brawne, representada por la talentosísima Abbie Cornish, Campion también da lugar y humana atención al hombre, más que al poeta, y demuestra cómo fue la penosa vida de quien en sus últimos años vivió de la generosidad de sus amigos. El actor Ben Whishaw, que no es muy esbelto ni muy alto, encarna bien la débil constitución de Keats en sus últimos días; pero quizá más importante, nos brinda una representación convincente de un joven que abandonó su carrera de medicina por la poesía, un poeta que fue destruido por la crítica de su tiempo y un hombre que, según piensan algunos biógrafos, perdió hasta la vida por no haber recibido el reconocimiento que merecía. Sucede que luego de ser arrasado por los críticos, Keats se retracta tanto de la sociedad como de su amada Fanny. Durante su estadía en Roma, nunca le escribe a Fanny, sin duda para no angustiarla más con sus padecimientos.

 
(Como dato aparte: Keats murió creyendo que no merecía ser llamado poeta. Pero la historia habría de decir lo contrario. John Keats ahora es uno de los poetas románticos más leídos y venerados.)

 
 
                                                                                  León Leiva Gallardo
 

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