Beloved de Tony Morrison y El rojo emblema del valor de Stephen Crane son distantes hitos de la literatura estadounidense por razones tanto formales como temáticas; por romper con
las convenciones y por desmitificar la condescendencia al tratar al
ser encadenado, ya sea al salvaje noble o al sujeto moderno maniatado por la barbarie
detrás de la civilización. Ambas novelas incursionan en el interior de la
condición humana sin recato alguno. Ambas superan lo prosaico de la novela
realista común e incluso se distinguen por el magistral uso del lenguaje
figurado para detallar el infierno interior mediante la descripción a menudo gráfica
de la realidad exterior.
El rojo emblema del valor cobra contemporaneidad al
desmitificar la noción del héroe, muy falseada en nuestros tiempos, y dilucida
con lenguaje poético el alucinante submundo de un cobarde en el campo de
batalla.
Es notable que el caso de Beloved, una novela que, en muchos aspectos, supera en complejidad formal y psicológica a la breve novela de Crane, las descripciones minuciosas y a la
vez poéticas del cuerpo de la mujer, leimotif a través de la historia,
no tienen parangón en la literatura. A mi ver, Beloved es una de las obras literarias más
reveladoras de los últimos tiempos. La intervención humana que por fin aborta al mortinato para darle alumbramiento a su razón de ser,
una tragedia desgarradora que por fin desencadena el cadáver del esclavo, después
de haber estado encadenado y descompuesto en el campo del linchamiento, para finalmente
darle digno entierro.
Estas dos novelas no podían tener personajes más distintos
y distantes, y sólo se encuentran en el camino porque los desnudan hasta sólo dejar
el tejido humano. Además que se encuentran en el camino también porque, ya por razones extrínsecas, las dos obras representan pináculos
de la literatura estadounidense.
(León Leiva Gallardo)