No acumulen oro ni piedras preciosas
Hermanos,
no acumulen oro ni piedras preciosas:
llenen su corazón con el anhelo
que arde como la brasa viva.
Róbense los rubíes de los ojos del ángel,
beban del agua helada del foso del diablo.
No acumulen, hermanos, los tesoros
que pueden llegar a tornarlos en mendigos.
Acumulen riquezas que les dé el noble poder.
Ofrendan a sus hijos la belleza
que la humanidad nunca ha visto.
Otorguen a sus hijos la capacidad
de, incluso, destruir las mismas puertas del cielo.
Edith Sødergran
(versión de León Leiva Gallardo)
viernes, 4 de junio de 2010
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